Descensos
En medio del cauce del agua, todo fluye con insaciable persistencia. En él, todo se pierde constantemente; todo es impermanente. Ya lo había planteado el griego Heráclito de Efeso: “Nunca nos bañamos dos veces en un mismo río”. El río nunca es el mismo y tampoco lo es el bañista. La vida nos cambia y nosotros la cambiamos a ella. Esas transformaciones son tangibles y representables con objetos, que son testigos silenciosos de lo que guardamos y liberamos. Esta obra simboliza esos flujos y sus múltiples significados. Representa en uno, y múltiples objetos, la perspectiva del que deja ir y del que retiene.





